Sin tambalear con ningún temblor.
Y ser inalterable al tiempo en el que solo crecería imponente
Por todos los años bajos mis ramas, astuto.
Como un árbol en eterna esencia
Sin temblar por lo que me rodea,
Ni por los cambios que se alteran, externos.
Infinita.
No porque no pudiese desfallecer,
Sino porque no me dejaría languidecer sobre lo que ya no es,
O lo que dejo de ser.
Estaría fija al suelo en que el nací.
Sin cuestionar ningún principio.
Seria autentica desde el preciso momento en que sentí la vida.
Dejar que el resto se extienda junto a mi,
Pero sin dejar de desear la libertad,
Que aunque imposible,
Esta de igual forma en cada terminación de lo que soy.
Sea como sea, permanecer sin creer en el claustro,
Sino en el simple amor que libera, infinito
Dentro de lo que soy.
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