"Haz un instante inolvidable digno de ser insoportable."

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jueves, 30 de septiembre de 2010

Atonement.


Cecilia: Regresa. Regresa a mí.

Que suceda.



¿De qué quiero huir?
¿De ti?
¿De mi?
¿De lo que no quiero que pase o de lo que sí?
¿De lo que puede suceder o de lo que no?
¿De lo que no está ocurriendo o de lo que sí?
¿Es realmente eso lo que creo que pretendo o lo que no?

No sé que pasos dar o los que no, estando así.

¿Me quedo quieta esperando lo que quieras hacer, o doy cuando lo sienta?
No sé qué persigo.
Mejor solo dejo que suceda.

viernes, 10 de septiembre de 2010

The Vampire Diaries.


Elena: Una parte de mí desea que pueda olvidar también. Olvidar el haberte conocido, haber descubierto qué eres, y todo lo que ha pasado desde entonces.
Stefan: Si eso es lo que quieres...
Elena: Si, lo es. Porque no quiero ser así. No quiero sentirme así. Pero no puedo evitarlo. A pesar de todo lo que ha pasado... No quiero perder la manera en la que me siento estando contigo.

jueves, 9 de septiembre de 2010

La mezcla perfecta para volver.


Sentiré mi piel arder
Con cada roce de tu ser.
Me harás estremecer,
Por lo suave y electrizante que es
cuando logras encoger cada nervio de mí pertenecer.Suspira lentamente sobre cada fibra de mi tez,Deja estelas de placer
En cada camino que recorres sobre él.
Entrelacemos nuestros pies,
Para sentir la magia de encajar entre ellos también.Pertenezcámonos solo por esta vez;
Imaginemos lo eterno que podría acontecer,En un futuro trance, tal vez.

Con movimientos lentos y torturantesDescúbreme enloquecer de amor por ti otra vez.Detente y mírame sin pronunciar qué ves.Solo para que advierta en tu mirada lo que sientes
Por vivir nuestro amor, una nueva vez.Percibiré a través de tus ojos cómo la leña crepita por el fuego en él.
¡Oh! Leeré un Te Amo en cada gesto que me des.

Y a ojos cerrados, aun lo apreciaré.


Tu cuerpo me habla sin saber.


Me besaras interponiendo chocolate sobre la hiel
Que se fundirá con una caricia de mis labios en un excitante proceder.
La mezcla perfecta para volver.


Y al ser uno, danzare.
Mi alma en tu cuerpo acoplare,
Para que no me olvides
Y me guardes bajo la piel.

Con el recuerdo de que varias noches

En tu cama pase,

Recostada a tu lado suspire

Tantos Te Amo, como tus brazos gaste.

Dormidos, soñamos a la vez,

En eternizar la noche bajo el edén.


Y en cada aliento anhele perder contigo otra vez.
Beber incansablemente de esta adicción a tu piel,
Que quema en cada recóndito lugar de mí ser.

Entonces, sonreiré.

Para que veas lo feliz que volví a ser,

Y preguntaras como intuyo: “¿por qué te ríes?
Soy feliz, ¿no lo ves?” 
Y nos miraremos con aquella conexión que nacimos para tener.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Escribiendo me rindo.


Las palabras fluyeron de mis labios, como un torrente de agua.
Mi mano sostuvo el lápiz que se deslizo por mi cuaderno,
con la rapidez con que las hojas son llevadas por el viento.
Mi pecho se contrajo, para soltar leves suspiros.
Y en mi mente, los pensamientos rondaban acompañados de frases
y sentimientos que componían mi momento.
Mi corazón latía intensamente,
anunciando con salirse de mí pecho.
Y la respiración entre cortada, que apenada,
se escuchaba con fuerza en el recóndito lugar de mi aposento.
En donde me hallaba tumbada sobre la cama,
Acompañada por la melancolía de la noche,
y el brillo de la luna llena tras mi ventana,
que iluminaba el preciso lugar en el que me encontraba.
Mi rostro se bañaba con el baile entre ella y las nubes,
opacándose, una con la otra, en un juego sin desenlaces.

Inspirada en mis impulsos,
logre escribir con la dureza de la mina del lápiz,
un angustioso centenar de palabras.
Una hoja inundada de confusiones, miedos e inseguridades; se mojó.
Era una lluvia intensa e incontrolada, que fue derramada por mis ojos profundos.
Acompañado de tiritones y músculos contraídos,
que demostraban el estado de mi cuerpo deshecho, y débil,
Y todo, debido al huracán que arraso con mi alma, que ahora bien lejos se hallaba.
Un alma que perdida buscaba su otra medianía,
Su razón de coexistir en esta vida.
Una mente sin su alma, que era derivada de un puzzle,
Amenazaba con desordenarse.
Momentos y recuerdos se verían expuestos a disolverse.

Mientras que el oír atento del viento,
Su canto apresurado y violento,
Advirtió al silencio su presencia en este encuentro,
A lo que el silencio respondió con su inquieto manifiesto cada cierto tiempo.
La picazón de mi cuerpo hizo reaccionar a mis extremidades,
Que intentaron extirpar el incomodo tormento.
Dos caídas provenidas de la interrupción del abrir de la puerta,
Apostaron con llevarme al suelo,
Y perder así, el hilo de mis pensamientos.
Finalmente, la batalla de la improvisación,
La gano el pestañeo lento proveniente de mis ojos,
Que se volvían a cerrar y abrir cada cierto tiempo,
Para luego terminar en una oscuridad, que en su interludio,
dibujaría una imagen, provenida de mis mayores deseos.
En el que el sueño, culminaba siendo una adicción a mi propia ilusión.

Terminando así, con un cuaderno tirado cerca de la cama,
y un lápiz sobre la mesa; puestos a la deriva,
Representando así: El rendir del momento.