convocaba a un beso.
Sólo el cortejo llevaba a un sencillo y delicado roce de manos.
Donde el inicio no era fortuito, ni manchado de alcohol.
Donde te esperaban para conversar y no por algo más.
Y el deleite de mirarte era algo puro, romántico y sagrado.
Un paseo en el parque era lo más sencillo y profundo para dos amados.
Donde no se precipitaban por obtenerlo todo de inmediato.
Es absurdo decir que quisiera volver al tiempo
en el que las cosas fuesen despacio.
Donde no tuviese que entregarme por deseo,
sino por amor.
Con la confianza de que estoy siendo amada en cada centímetro de mi piel.
Que podré abrazar ese cuerpo por miles de noches hasta morir.
Es ridículo esperar que me escribas,
que dediques algún arte a nuestro amor.
Como yo dedico mis versos uno tras otro para vos.
Que me sueñes, que me pienses,
que te llenes de nervios al estar a mi lado
que no puedas articular vocablos para confesar tu pasión.
Que tu actuar sea tan inocente como perverso,
Que me coquetees tierno, pero dejando una esencia de fervor.
Que me traigas flores en cada ocasión.
No importa si no son de la estación,
las adoraré, si son salvajes como yo.
Es mucho pedir que te des un poco el tiempo de ponerme atención.
Que no creas que me marcharé a la menor vacilación.
Que le dediques una temporada a esta posible relación.
Que logremos lentamente a conocernos,
para ir de a poco liberándonos de nuestros miedos.
Entonces así, en el momento en el que estemos listos.
Podamos depositar la absoluta confianza en el otro.
Y nuestro primer beso sea tan dulce,
como todas los minutos que aguardaste para llegar a ellos.
Que sea una tortura esperar tocar mi cuerpo,
que cuando logremos al fin desnudarnos sin reparos,
sea despacio para bebernos cada segundo que esperamos.
Para terminar perdiéndonos en la pasión por todo el esfuerzo
que fue querernos sin murallas, sin miedos,
sino la absoluta confianza que floreció gracias a nuestra dedicación.
Es quizás ilógico querer esto,
porque conociéndome lo más probable es que me arroje a tu cuello.
Pero un gesto a lo antiguo, siempre será bienvenido.
que dediques algún arte a nuestro amor.
Como yo dedico mis versos uno tras otro para vos.
Que me sueñes, que me pienses,
que te llenes de nervios al estar a mi lado
que no puedas articular vocablos para confesar tu pasión.
Que tu actuar sea tan inocente como perverso,
Que me coquetees tierno, pero dejando una esencia de fervor.
Que me traigas flores en cada ocasión.
No importa si no son de la estación,
las adoraré, si son salvajes como yo.
Es mucho pedir que te des un poco el tiempo de ponerme atención.
Que no creas que me marcharé a la menor vacilación.
Que le dediques una temporada a esta posible relación.
Que logremos lentamente a conocernos,
para ir de a poco liberándonos de nuestros miedos.
Entonces así, en el momento en el que estemos listos.
Podamos depositar la absoluta confianza en el otro.
Y nuestro primer beso sea tan dulce,
como todas los minutos que aguardaste para llegar a ellos.
Que sea una tortura esperar tocar mi cuerpo,
que cuando logremos al fin desnudarnos sin reparos,
sea despacio para bebernos cada segundo que esperamos.
Para terminar perdiéndonos en la pasión por todo el esfuerzo
que fue querernos sin murallas, sin miedos,
sino la absoluta confianza que floreció gracias a nuestra dedicación.
Es quizás ilógico querer esto,
porque conociéndome lo más probable es que me arroje a tu cuello.
Pero un gesto a lo antiguo, siempre será bienvenido.
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