Me da pena ver cosas tan llenas de prejuicios,
con comentarios tan básicos y llenos de odio.
Probablemente no entiendo ni he estado en el rincón más oscuro y maldito de éste mundo
donde la miseria, las enfermedades y la muerte abundan de forma infinita...
Pero no por eso tengo que maldecir a los infelices que nos han puesto en donde estamos
y donde ellos están.
Es una mierda de mundo que no tiene sentido alguno.
Y Dios definitivamente no tiene poder ni decisión sobre nada.
La bondad y la maldad no están tan aplaudidas o maldecidas lo suficiente para merecer nada en absoluto.
Pero pareciera que marginarnos y clasificarnos culpándonos unos a otros
es como la fórmula perfecta para intentar llenar las incoherencias de como el primer ladrillo fue puesto sobre un montón de mentiras con las que intentamos sobrevivir día a día.
Donde aún queda más para seguir sorprendiéndose.
Pero dentro de los rincones más oscuros y los cielos más bastos.
He decidido intentar comprender por qué estamos acá y ellos allá.
Pudimos haber nacido con ellos o en algún otro lugar.
Y no fue así.
En cambio, estamos aquí.
Con esta vida.
Entonces, no creo en que tenga que librar batallas contra alguien. O contra unos pocos.
Creo que la batalla es mía, aquí mismo, conmigo, dentro de mí.
Porque ésta conciencia no es absolutamente de nadie más que mía.
Pero no por eso me conformaré con menos.
Creo en que las personas se pueden unir y pelear
sin necesidad de llenarse la boca y mancharse las manos de odio, escupiendo instintos retrógrados.
Los dolores o alegrías espero que no sean medidas según en qué tipo de vida estemos,
para así proporcionar si ellas son merecidas o justificadas.
Creo en que la justicia no existe aquí.
Pero existe dentro de cada uno,
sin importar en qué murallas se encuentre y presuma,
sin importar dónde viva o cómo, o en qué prendas se encuentra.
Que a cada uno le toco todo distinto: Rostros, cuerpos, virtudes, defectos, alegrías, miserias, riqueza, y penas.
Pero creo en que si no nos damos el tiempo de conocer y descubrir sin prejuicios,
entonces la ignorancia te pertenece.
Y el error está en ti.
Que al final de todo, no somos más que personas con el poder de crear y destruir según nuestras propias decisiones.
Nuestra propia voluntad.
Entonces no encerremos a un grupo como si fuese el culpable de todo lo acontecido.
La miseria no se creo por ellos, sino porque existe junto e igual con su pareja la riqueza.
Y no lo justifico, no lo aplaudo, pero abrazo su existencia, como abrazo la mía propia.
Que no es perfecta.
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