Tantas cosas fueron dejadas a medio camino,
tantos sentimientos perdidos en un abismo.
Hubo tanto que se perdió
Y nunca fue encontrado.
Nadie recogió los pedazos que abandonamos en aquel espacio
donde creímos en lo que habíamos forjado.
El tiempo es el enemigo eterno
de todo lo que fuimos.
Es como la marea que arrastra todo lo que fue abandonado.
Y lo deja a la deriva de un destino que jamás será conocido.
Golpea con fuerza sobre las arenas,
y no hay como detenerla.
Continúa sin cesar, sin excusas.
Esperamos tanto, y esperanzamos más.
¿qué fue de todo lo que hubo?
De ello, solo queda la nostalgia de lo que nunca se obtuvo.
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