Esta vez no dudaré más.
No vacilaré ante lo que más quiero.
No importa si son deseos absurdos, incrédulos o ingenuos.
No perderé ante lo que sueño.
Y no me importa esperar lo que tenga que esperar.
Que la vida se me pase en un centenar de eternos días.
Pero no me rendiré.
No importa como sea.
No importa todo lo que derrumbe a su paso,
o cuantas veces tenga que levantarme de tantas dudas, y miedos.
Ya no me lamentaré por lo vivido, y lo que aún no ha llegado.
Porque juro por Dios, por mi misma.
Que cuando te vea y te sienta por cada centímetro de mi,
como si fueses la mismísima extensión de mi alma.
No te dejaré partir.
Y aún, y si vuelvo a cometer los mismos errores,
o incluso si se interpone el mundo,
si te siento por cada recóndito lugar de mi existencia,
como si fueses la perfecta combinación de mis latidos,
de sentirte en cada respiración llenándome por dentro.
No te dejaré partir.
Por lo que no sucumbiré al ridículo,
y a la soledad.
Porque estoy segura que estás en algún lugar del mundo.
Listo para estar conmigo.
Y no importa si el resto del mundo cree que es absurdo.
Yo estoy segura que sea donde sea que estés.
Cuando nos encontremos será el inevitable choque de nuestros destinos.
Que te amaré y me amarás como si fuésemos la perfecta mitad del uno y del otro.
Que nos complementaremos de forma armónica y absoluta.
Que hallare las respuestas de tus labios y tu encontraras las preguntas en mi cuerpo.
Que nuestras almas serán el eco de la otra.
Y aunque demos tumbos por el camino,
encontraré en tus manos la fuerza para seguir juntos.
Que en la punta de mis dedos encontrarás el valor para entender quienes somos.
Que no hay vida más bella que la creada con nuestro aliento,
Que no hubo gratitud más preciada que habernos juntado.
Que mi vida no tiene sentido si no es contigo.
Pero, que no signifique que moriré sin ti,
o que el vacío que nos dejemos en nuestras vidas será implacable.
Pero que reconozcamos que la vida es más feliz cuando estás junto a mi.
Que no hay mujer, ni hombre sobre la tierra que ame tanto como cuánto nosotros lo hicimos.
Que la vida no se acabe por nuestra separación,
pero que termine moviendo montañas aún distanciadas.
Que transforme todo a su paso,
y sigámonos queriéndonos en el recóndito lugar de nuestras memorias,
o en el sepulcro en el que yaceremos, esperando a volver estar juntos.
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