y a la indiferencia arrojarnos.
Que el orgullo nos arrastre por el suelo
Y que mi lengua se muerda y sangre antes de pronunciarlo.
Que logre ocuparme un tiempo eterno,
y que tu imagen no corte mi respiro.
Que mis pensamientos no dobleguen el acero,
Que me cubra entre muros
y me rodee un vacío,
todo menos dar un paso y decirlo.
Que la agonía me carcoma por dentro,
que se palidezca el mundo,
pero llamarte no.
Juguemos a quién extraña menos,
a quién tiene la razón primero,
terminemos exponiendo todos los secretos oscuros
para que arda mi alma en ellos,
y crepité en tu juicio.
Inventemos un circulo vicioso sin retorno alguno,
ignoremos la imagen en el espejo
y los años de sazón.
¡Y a ver así quién pierde primero!
Me coseré los labios,
taparé mis oídos.
amarraré mis manos,
nublaré mis sentidos...
Que me enferme de idiotez,
pero el teléfono no usaré.
Me encantan todos tos escritos, son una pasada, desprendes fuerza... Volví.
ResponderEliminarV.
"Que la agonía me carcoma por dentro,
ResponderEliminarque se palidezca el mundo,
pero llamarte no.
Juguemos a quién extraña menos"
¿Y? Sirvió de algo tanto aguantarse? Tanto reprimirse? Al final alguno tenía que ceder, o quizá las circunstancias se dieron para que uno de los dos pudiera hacerlo y mostrarle al otro un "Aquí estoy. Cuando dije que en las buenas y en las malas, lo decía de verdad, mis palabras no son de papel, no se las lleva el viento. Mis sentimientos tampoco"