lunes, 26 de diciembre de 2016
miércoles, 21 de diciembre de 2016
Tu fantasma en mí.
Puede que sean deseos pequeños
que cuando camino me siguen como si fuesen sombras,
están detrás de cada pensamiento que tengo,
y entre más abro las puertas de mi corazón,
más te encuentro junto al pomo
Sujetándote fuerte a ellas.
Que te abrazan reconociéndote como el dueño de su morada.
Mientras más dejo entrar el aire por sus ventanas,
más te asomas sin control por cada palabra de mis labios.
Es como un disco rallado del que hasta yo me he cansado,
Una canción que no canto más en voz alta
pero que se repite en mi cabeza cada día que pasa.
He aprendido a vivir con tu fantasma
acechándome por donde vaya.
No protesta, no remueve los cimientos de esta casa,
Pero permanece ahí, habitando. Sin hacer ruido.
Camina por los pasillos como el alma prisionera
abandonada y vagabunda.
Arrastra los pies, pero no se inmuta, no grita, no ruega.
¿Por qué sigues ahí,
luego de todo el daño,
todo el dolor, todo lo profundo que pudiste tallar en mi?
¿Por que se vuelve aún cálido,
y agreste al escuchar tu nombre?
Si yo no soy parte de ti.
No estoy adherida como tú estás en mí.
Sólo dejé leves impresiones en tu memoria
que solo permanecen en fotografías y palabras que jamás quisiste conservar.
No soy el dolor que te aqueja,
ni la calidez que la nostalgia entrega.
Soy solo el polvo, las cenizas de todo lo que construí.
¡Qué doloroso ha sido amar así!
Sabiendo que soy un espejismo,
Que no habita en recuerdos ni sueños.
Que no existe en tu corazón.
Qué doloroso no haber sido la devoción de tu alma.
Como tu eres de la mía.
Que me hayas olvidado hasta convertirme en una desconocida.
Probablemente sea mi culpa,
que nunca mostré quien era
E hice de mí una mentira.
Ya no hay como aferrarse a lo que nunca existió,
más que en actos y esfuerzos de intentar ser todo lo que querías.
¡Que absurdo haberse moldeado para permanecer a tu lado!
¿Por qué mi alma te adoró tanto?
¿Por qué sigues impregnado en lo que hago, pienso,
y por donde voy?
¿Qué es ésta manía de creer que te conozco como si fueras la palma de mi mano?
Que conozco lo que sientes, lo que piensas,
incluso entre tanta distancia.
¿Es éste mi castigo?
Ser devota a ti
Hundirme en tu vida esperando entre sombras a que algún día,
regreses a despedirte.
Que nos miremos como en mis sueños
en el que sólo te pertenezco y tú me perteneces.
¿Cuándo podrás dejar toda esa rabia y simplemente perdonar?
Para que al fin,
dejes de ser el fantasma que me tortura sin piedad.
que cuando camino me siguen como si fuesen sombras,
están detrás de cada pensamiento que tengo,
y entre más abro las puertas de mi corazón,
más te encuentro junto al pomo
Sujetándote fuerte a ellas.
Que te abrazan reconociéndote como el dueño de su morada.
Mientras más dejo entrar el aire por sus ventanas,
más te asomas sin control por cada palabra de mis labios.
Es como un disco rallado del que hasta yo me he cansado,
Una canción que no canto más en voz alta
pero que se repite en mi cabeza cada día que pasa.
He aprendido a vivir con tu fantasma
acechándome por donde vaya.
No protesta, no remueve los cimientos de esta casa,
Pero permanece ahí, habitando. Sin hacer ruido.
Camina por los pasillos como el alma prisionera
abandonada y vagabunda.
Arrastra los pies, pero no se inmuta, no grita, no ruega.
¿Por qué sigues ahí,
luego de todo el daño,
todo el dolor, todo lo profundo que pudiste tallar en mi?
¿Por que se vuelve aún cálido,
y agreste al escuchar tu nombre?
Si yo no soy parte de ti.
No estoy adherida como tú estás en mí.
Sólo dejé leves impresiones en tu memoria
que solo permanecen en fotografías y palabras que jamás quisiste conservar.
No soy el dolor que te aqueja,
ni la calidez que la nostalgia entrega.
Soy solo el polvo, las cenizas de todo lo que construí.
¡Qué doloroso ha sido amar así!
Sabiendo que soy un espejismo,
Que no habita en recuerdos ni sueños.
Que no existe en tu corazón.
Qué doloroso no haber sido la devoción de tu alma.
Como tu eres de la mía.
Que me hayas olvidado hasta convertirme en una desconocida.
Probablemente sea mi culpa,
que nunca mostré quien era
E hice de mí una mentira.
Ya no hay como aferrarse a lo que nunca existió,
más que en actos y esfuerzos de intentar ser todo lo que querías.
¡Que absurdo haberse moldeado para permanecer a tu lado!
¿Por qué mi alma te adoró tanto?
¿Por qué sigues impregnado en lo que hago, pienso,
y por donde voy?
¿Qué es ésta manía de creer que te conozco como si fueras la palma de mi mano?
Que conozco lo que sientes, lo que piensas,
incluso entre tanta distancia.
¿Es éste mi castigo?
Ser devota a ti
Hundirme en tu vida esperando entre sombras a que algún día,
regreses a despedirte.
Que nos miremos como en mis sueños
en el que sólo te pertenezco y tú me perteneces.
¿Cuándo podrás dejar toda esa rabia y simplemente perdonar?
Para que al fin,
dejes de ser el fantasma que me tortura sin piedad.
sábado, 17 de diciembre de 2016
Tan obvia, y al parecer tuya.
¿Por qué no dejo de pensar en ti?
Aún entre tantos pensamientos,
vuelvo siempre a ti.
Como si fueses el inicio de todo,
y la única respuesta que busco.
Como si me hablaras desde el rincón más lejano,
me susurraras entre sueños,
me invocaras desde tus mas bajos instintos,
y tocaras los míos.
Con recuerdos que no se logran mancillar con nada en absoluto,
sin importar quién eres, cómo eres y lo que haces;
es como si te pudiese conservar indemne a todo los errores,
los dolores, y las debilidades.
Como si tu oscuridad fuese la mía.
Y reconociese tus demonios como si fuesen los míos.
Que aunque pudiésemos hundirnos de tanta oscuridad,
tanta tristeza, tantos complejos y dolores.
Aun así hay una fuerza que me arrastra a ti.
a cada instante que compartimos.
Como la perfecta sensación que no consigo olvidar.
Y entre cada rastro de pensamiento que tengo para ti,
solo te vuelvo a pedir.
Entre susurros, entre mis sueños y entre mis fantasías.
Que vuelvas.
Que vuelvas a mí, porque no tengo la fuerza de ir por ti.
De empezar vocablos de sucumbir tan obviamente a ti.
Aún entre tantos pensamientos,
vuelvo siempre a ti.
Como si fueses el inicio de todo,
y la única respuesta que busco.
Como si me hablaras desde el rincón más lejano,
me susurraras entre sueños,
me invocaras desde tus mas bajos instintos,
y tocaras los míos.
Con recuerdos que no se logran mancillar con nada en absoluto,
sin importar quién eres, cómo eres y lo que haces;
es como si te pudiese conservar indemne a todo los errores,
los dolores, y las debilidades.
Como si tu oscuridad fuese la mía.
Y reconociese tus demonios como si fuesen los míos.
Que aunque pudiésemos hundirnos de tanta oscuridad,
tanta tristeza, tantos complejos y dolores.
Aun así hay una fuerza que me arrastra a ti.
a cada instante que compartimos.
Como la perfecta sensación que no consigo olvidar.
Y entre cada rastro de pensamiento que tengo para ti,
solo te vuelvo a pedir.
Entre susurros, entre mis sueños y entre mis fantasías.
Que vuelvas.
Que vuelvas a mí, porque no tengo la fuerza de ir por ti.
De empezar vocablos de sucumbir tan obviamente a ti.
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