"Haz un instante inolvidable digno de ser insoportable."

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domingo, 19 de junio de 2016

Espérame.

Que desgarrador es cuando te das cuenta a la fuerza,
y por primera vez. Que la vida no es eterna.
Que quienes amas no estarán a tu lado toda la vida. 

Y cuando ya te das cuenta, es demasiado tarde.
Ya se ha ido.
Y su cuerpo inerte yace sobre tus brazos, inmóvil.
No hay palabras mágicas que la puedan retornar a tu lado,
no hay fuerzas que la devuelvan.
Y solo te queda su cuerpo donde ella ya no está.
Su calor permanece como un rastro que pronto se enfriara.
Es como un muñeco sin su alma, sin su vida.
Una cascara de quien fue.

Te desgarra tan hondamente que no hay como hablar,
como respirar ni como articular sonido alguno.
El mundo se detuvo y no hay como hacerlo girar.
Estas como muerto en vida.
Y un vacío profundo se apodera de tu cuerpo, de tu corazon,
de tu alma.
Te han quitado más que todas tus extremidades.
Te han quitado el aliento.
No hay como caminar con su cuerpo en tus brazos,
no hay como entender que ya no está,
que nada la moverá.


Y ahí yace una niña con una caja sobre sus manos,
donde está su guardián, su compañera,
su amiga, su hija o su hermana.
Ahí va lo que era el amor de su vida.
Una caja hueca, igual que el hueco de su corazón que le dejó al partir.

- Sé que sufría en su ceguera, en su edad.
Pero juro que habría dado mi vida porque fuera ella quien siguiera viva.
Le habría dado mis años, con tal de verla como si los años jamás hubiesen hecho efecto.

Se repite una y otra vez, pero no hay nada que la haga volver.
No hay tiempo que cure esta falta.
Siempre que su nombre en sus labios rondé, llorará.
No lágrimas. sino agonía.

Que difícil tener que aceptar que solo le quedan fotografías,
memorias, recuerdos de un aroma que no encuentra.
Semejanzas de un calor que jamás será el suyo.
De un amor infinito y devoto que no volverá.
Que no estará en cada recóndito lugar 
en el que solía habitar.
Son demasiados los años a su lado,
fueron muchas las historias en las que estuvo,
Como para que el tiempo la borre, no es posible, jamás lo será.

Fue un regalo del cielo al que tuvo que volver,
pero le quitaron el universo cuando se fue.
Y anhela, anhela un día en que al fin se vuelvan a ver.
Que su rostro, su pequeña y mojada nariz la acaricie.
Que al fin corran juntas por campos infinitos en los que nada las separe.

Quizás si es cierto, el edén existe y esperaré por volverte a ver.
Por lo que espera con paciencia, que cuando sea al momento, te buscaré.

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