"Haz un instante inolvidable digno de ser insoportable."

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domingo, 29 de diciembre de 2013

Un cuento.

Estoy en pijama sobre la cama, cuando siento que alguien me llama, por lo que me levanto. Al salir al pasillo, me doy cuenta que están las puertas de las piezas de mis padres y hermanos, cerradas. Estoy sola. Salieron y no me avisaron, me quejo. Iba a devolverme, cuando escuche que tocaban la puerta. Me dirijo hacia ella confundida, pues todos tienen llaves. Al abrirla, me sorprendo, porque no me esperaba jamás que él me viniese a ver, menos ahora, menos después de este tiempo separados.
Y esta ahí, mirándome angustiado, como si alguna idea se debatiera en su cabeza, y estuviese en conflicto consigo mismo. Pero a pesar de su estado, no logro conmoverme.
- Hola - me dice casi en un susurro.
Pongo los ojos en blanco, dejo la puerta abierta y me volteó para caminar de vuelta hacia mi habitación con desgano.
- ¿Qué haces aquí? - digo hastiada por su presencia, sintiendo que algún reclamo de sus labios saldrá una vez más.
- Necesitaba hablar contigo, porque hay algo que aún no comprendo - dice molesto, pero no lo suficiente para ser algo de lo que preocuparse. Cierra la puerta y me sigue tras el pasillo.
Me doy vuelta, cansada de tener que hablar las cosas una vez más.
-¿Qué necesitas saber?- una pregunta totalmente retórica, pues ya sé que es lo que lo está atormentando.
-¿Quién es él?- susurra, y en su rostro se cruzan todas las dudas que posee, y que puedo leer con claridad.
Suspiró.
Sé a quien se refiere, es el hombre que ahora me esta gustando, que me hace reír, y llena de ternura mi corazón con su recuerdo. Es un hombre imposible, porque está ocupado por alguien más, por lo que esa pregunta no es tan importante, no en el grado en que él esta demandando saber.
- No es nadie - le digo cansada.
- ¿Te gusta? - la frustración de su voz la noto con claridad, y parece otra persona que no conozco, que sé que no es así realmente. Pero que resulta que me gusta, porque eso significa que aún me ama, y aún piensa en mi. Pensamientos que me derriten por dentro, logrando remover todo tipo de cansancio, de hastió, de rabia... y lo convierte en amor, el amor que siempre le tendré, que siento como una loca por él, que hipnotiza todos mis sentidos y me deja débil ante su ser. Me encojo, porque sé que me ha atrapado en sus sentimientos.
Lo miró detenidamente y me acerco con suavidad porque es mío, y quiero calmarlo, adorarlo. Dejar que piense tonteras. Le tomo el rostro con mis manos, y lo acarició.
- No, tonto. Solo me gustas tú, siempre serás tu. Cómo puede ser que aun no logres verlo, que me estoy muriendo por ti. Que te amo, que no hay nadie, ni habrá nadie que pueda jamás compararse contigo, eres el hombre que adoro por sobre todas las cosas. Tienes que tenerlo claro, saberlo. Me fascinas.
Ante mi respuesta él sonríe, cansado. Pero con ternura. Hunde su cabeza en mi hombro, y me abraza.
No soy capaz de lograr sostener mi necesidad por él a esta cercanía y le beso la mejilla con suavidad. Le beso el cuello, y paso mis manos sobre su cabello suave, y lo tiro dulcemente. Mis manos se agarran de su cuerpo con desesperación, y le acarició la espalda con adoración.
Algo en mi pecho se inunda sobre ese silencio en el que nos fundimos, atormentados tras la distancia que nos impusimos.
Él me besa la mejilla con ternura, y apoya su frente junto a la mía. No nos hemos mirado a los ojos, estamos disfrutando de las sensaciones y el descontrol que nos ha poseído.
Sube sus manos por mis brazos con lentitud hasta llegar a mi rostro. Las deja ahí y nos detenemos en ese instante. Solo sintiendo nuestras respiraciones a oscuras.

Lo amo.

Busco sus labios con desesperación, con la necesidad corriendo por mis venas.
Él me sujeta el cuello y sube su mano hacia mi cabello para sostenerlo entre sus dedos. Me lo tira con suavidad. Y estoy jadeando ante las sensaciones que me invade tenerlo cerca, tan frágil, honesto y dulce.
Lo escucho jadear sobre mi oreja, mientras nos besamos con locura. Entonces me agarra las piernas, y en reacción le rodeo el cuerpo con ellas. Caminamos abrazados, besándonos angustiados, y me lleva a mi pieza. Entonces me tira sobre la cama, y en estos momentos no puedo desearlo más, es demasiado. Quiero arrancarle la ropa, para poder sentir toda su piel, su calor y saborearlo por completo.
Lo miro sobre mí, y comprendo que no importa el tiempo que pase, jamás podré dejar de amarlo, y desearlo con tanta locura, dolor, y pasión.
Me mira de vuelta, con los ojos ardiendo de deseo, triunfantes. Soy suya.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Deseo amarme.

Qué es esta maldita sensación que me sigue a todos lados,
de sentirme tan pequeña, de mirarme tan a menos,
tan frágil, tan insuficiente.
siempre minúscula.
Cuando creo por fin encontrar mi centro, vuelvo a caer en lo mismo.
No poder ser tan bonita, tan inteligente,
o tan entretenida.
Si pudiera tener más, si pudiera ser así, si pudiera.
Cuándo será el día en que al fin pueda mirarme al espejo y sentirme feliz con lo que poseo,
con lo que me representa.
Siempre quiero más, más
no sé si yo soy la insuficiente,
o soy yo la que siempre esta insatisfecha en todo sentido.
Es desagradable, es triste, es patético.
Sea como sea, encontraré la forma de llegar a mi deseo,
el de amarme y ser feliz con lo que ya soy.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

No ser para ti.

Recuerdo aquel momento en el que creía que estaba muriendo,
y te escuchaba desesperado, pidiéndome que volviera a la vida,
te escuchaba llorar a lo lejos, sacudiéndome, acariciando mi rostro,
con todo el amor que te inspiraba.
Pero yo estaba muy lejos, porque a pesar de todo tu amor, de tu desesperación.
Fui lo suficiente egoísta para pensar que quería morir.
En ese entonces, no supe entender el por qué, por qué quería morir si te tenía,
si me amabas, si rogabas por mi.
Y ahora comprendo que era,
me estaba matando la noción que tuve ese día,
de que jamás podría ser buena para ti, nunca sería lo suficiente buena para ti,
nunca sería la mejor mujer del mundo para ti.
Y me mataba porque quería ser todo, todo para ti.
No un fragmento, no un amor, todo.
Y comprendí aquella noche que no podría serlo.
Por lo que me estaba matando.
Creo que aún lo esta haciendo, aunque estés lejos, aunque haya huido de lo nuestro, de ti.
lo haya dejado.
sigue matándome la idea, de que no pude ser más. De que no era para ti.



domingo, 22 de diciembre de 2013

Quería y quise ser.

Hubiese querido que las cosas fuesen diferentes, que resultaran de otra forma.
Pero nada es fácil, no todo fluye.

Quería ser alguien incondicional, como lo eran otros para ti.
Por momentos deseaba haber sido solo tu amiga, y nunca haberme enamorado de ti,
para poder tenerte por siempre.
Para no dejarte ir nunca de mi lado, para apoyarte en las buenas y en las malas,
para escucharte por toda la eternidad.
Pero el mundo no es tan generoso.
Y me enamoré de ti.
Quise todo de ti, la ultima gota de tu alma.
Todo  mío.
Solo para darme cuenta, que por mas que te quisiera, anhelara, amará.
Tu no me querías a mi.
Solo querías lo que yo era capaz de dar, y dejar por ti. Como fuera.
Esa no era yo.
Era más que solo asentir, y tener miedo de decir las palabras que te iban a enfadar.
Para terminar diciendo exactamente lo que te gustaría oír, pero no lo que yo realmente pensaba.
Yo era más que querer darte en el gusto.

Te amaba tanto que quería darte el mundo,
pero muy tarde me di cuenta, que al final esto no iba a ser suficiente ni para ti,
y menos para mi.
Porque resultó que no importará cuanto yo te diera, tu sabías de alguna forma,
que yo no estaba siendo yo misma, sabías que te estaba engañando,
no con alguien, sino que sabías que yo me estaba mintiendo a mi misma,
por lo que para ti yo era una mentirosa.
Y lo era. Porque me mentía a mi misma, mintiéndote también a ti.

Resulto que por más que te amará y quisiera darte todo, también quería lo mismo para mi.
Y tu no me lo dabas. No porque no quisieras, sino porque no tenías nada mas que darme.
Porque tu ya sabías que estabas dando todo. Pero yo quería más.
Y no es tu culpa, amor mío.
Sea donde sea que estés, por lo que estés pensando, soñando o queriendo.
Yo sé que serás feliz con alguien más.
Alguien que sea capaz de ser feliz con lo que le des, porque yo ya no lo estaba siendo.
Quería el mundo, y no sentía que tu me lo estabas dando,
Quería salir con mis amigos, quería trabajar, quería tomar mis propias decisiones sin ser cuestionada, sin que pasara por tu escrutinio, quería que confiaras en mi juicio. Quería vivir más. Más que solo nosotros, más que tu y yo.
Y si ese es mi pecado, entonces seré castigada con el dolor que tenga que sufrir, por el tiempo que sea necesario. Pero ya no quería engañarte, ni engañarme.
Porque te amo demasiado para seguir con esta charada.

Y siempre, siempre te amaré. No dejaré jamás de hacerlo, porque este amor es eterno en mi corazón.
No espero que ninguno de nosotros cambie. Espero que crezcamos por separado, porque sé que jamás podríamos hacerlo en unión.
Sé que me estas odiando, aborreciendo por quién soy. Ojalá algún día, algo te muestre lo distinta que soy, lo maravillosa que soy, que puedas verme tras un cristal, y no tras las murallas.
Porque eso es lo que espero que alguien vea de mi. Que aunque tu lo veías en mi, lo veías difuso, confundido.
Y tenias miedo, miedo de equivocarte conmigo una vez más. Y no quiero que la persona que me ame me vea así. Como algo defectuoso que necesita ser reparado. Quiero que alguien me ame tal cual. Que no me vea como una niña perdida, sino como una mujer con decisión, y valor.

En estos momentos te miro, te recuerdo, nos recuerdo y te extraño. Estar sin ti, será eterno, y lo es.
Pero espero que con el tiempo pueda amar a alguien más, que alguien más me ame. Porque no espero por ti, ni por nosotros, sé que pensamos muy distinto, y vemos las cosas de manera distinta. Nos hemos separado, y no es culpa de nadie, sólo hemos crecido distintos.
Y ojalá la química, las risas, los recuerdos y el tiempo juntos hubiese sido lo suficiente fuerte para hacer que eso no fuera una brecha tan gigante, pero no fue así, y no tenemos nada que hacer, ya no podemos sufrir por lo que no es. Sino seguir adelante, y ser felices, por los años que pasamos juntos. Por lo que hemos compartido, tan sagrado y único.

Ahora no me queda más que seguir adelante, buscando la felicidad en los pequeños momentos que da la vida. Y disfrutarlos, porque son los que nutren el alma. Y así espero que tu también lo estés haciendo.

Por siempre tuya.
M.