jueves, 28 de julio de 2011
Sé.
Sé que me amaste tanto como yo,
tanto que duele recordarnos,
vernos, hablarnos o aproximarnos.
Sigue ardiendo
en cada parte de lo que soy,
lo que no seré, y lo que existió.
Siempre me deja sin respiración
y me lamento, me decepciono,
me muevo, y me detengo.
Sé que es algo bueno.
Es nuestro amor que sigue vivo,
y lo seguirá estando,
Aunque no estemos juntos,
ni a estar volveremos.
Pero es poderoso:
cambia, retorna y sacude todo.
Palpita en nosotros,
en lo que somos, y en lo que haremos.
Lo que fue, lo que es y en lo que se convirtió.
El desearnos es desmedido y escaso.
Así como a mi mundo le diste giros,
así también se paralizo.
Eres todo, y el mismo vacío juntos.
Con ello me pierdo,
me encuentro, y me confundo.
Sin ti? Es lo mismo.
Sé que a tu puerta, golpear puedo,
tantas veces como derribarte consigo.
Pero por cada eco en que la puerta no se abrió,
el siguiente se torna apático, casi mudo.
En mi mente, la idea no abandono,
gravitara toda mi vida, lo presiento.
Pero mi cuerpo, no acudirá sin valor.
Estoy tras la puerta, y levantarme no puedo.
Golpearla, inútil se ha vuelto.
Me arrodillo esperando, recordando y deseando.
Me entumo, y las cosas carecen de valor.
Te extraño; como falta a mí misma me hago.
Pero no volveré ni por ti, ni lo nuestro,
aunque nada impedirá que sea un sueño,
una imaginación sin su vencimiento.
Serás igual o un extraño,
si al cabo, me lo he inventado.
El recuerdo lejano,
es imposible evocarlo,
Tampoco pretendo forzarlo.
Sólo no recuerdo.
Es como si lo nuestro no hubiese existido.
Sólo me quedas tú, completo.
Como si ayer te hubiese visto.
Sé que así seguirá estando,
hasta que llegue un nuevo amor,
no uno mejor ni peor, solo otro.
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