Entre tanta amargura,
Un par de lágrimas,
Y la extraña soledad,
Su sonrisa destaca
Como un sol que abarca mi alma.
Aún en la oscuridad más remota,
Baja como agua tibia por mi garganta,
Colmando de calidez hasta la médula.
Estremece este cuerpo de desesperanza
Alentándolo a continuar,
A imaginar que sonreirá como la estrella
Que se vislumbra en su mirada,
O al menos a su lado se contagiará.
Entre mis heridas,
el par de gotas rojas que se derrama por mi figura,
la frialdad que me abriga,
Su caricia por esta envoltura,
La transforma en vergüenza,
y una lástima pertenecida.
Aún en esta cavidad profunda,
Su luz se cola con furia y bondad,
para recordarle que hay más vida tras esa ironía;
hay amor en esta esencia
que ella desea abrazar,
y no dejarla marchar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario