
Mientras me miraba a los ojos, se acerco a mi despacio.
Supe entonces, lo que vendría.Mi mano inconscientemente presiono con fuerza la manilla de la puerta.
Esperando a que quizás, esto se pudiera detener de alguna forma.
Pero sólo pude quedarme quieta esperando a que ocurriera, una vez más.No pensé en nada. Solo me congele.
Y sus labios rozaron los míos.
Me sentí extraña.
Por primera vez, no era él.
No eran los labios que acostumbre a besar.
No fue la manera en que me adapte a responder un beso.
Yo, besaba a alguien más.
Y sólo pensaba en que sus labios fueran los de él.
Que respondieran como los de él.
Que reaccionara como él.
Él.
No salía de mi cabeza, mi cuerpo y mis pensamientos.
Menos de mi corazón.
Se impregnaba en todo lo que sentía.
Nada era mío todavía. Le seguía perteneciendo desde lejos.
Y a pesar de todo, no me detuve.
Y seguí moviendo mis labios, esperando.
esperando sentir ¿ a quién?
Mis labios insistentes buscaban sentir algo más.
Pero nada ocurrió.
Me intentaba aferrar a lo más mínimo, desesperada por querer sentirme diferente.
Los pensamientos se agitaban en mi mente.
Y él estaba en cada uno de ellos: imágenes, recuerdos.
Solo él. Una y otra vez. Y no se detenía.
Su rostro, sus caricias, su sonrisa. Todo lo suyo.
Él y yo. Todo giraba entorno a mi.
Y supe entonces, que jamás seria él.
Nunca más.